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Hace poco más de 4 meses, nos encontrábamos redactando para esta misma página web, una reseña de lo que había sido la II Conferencia Provincial de los CJC Sevilla, con la cual hacíamos una renovación de nuestra estructura que, hasta el día de hoy, ha sido necesaria en los CJC en Sevilla. Ahora, nos encontramos afirmando que aquellas decisiones que se tomaron, fueron un éxito rotundo, y nos permite seguir avanzando en todos los aspectos.

La estructura con la que hemos estado trabajando en estos meses, ha cumplido todos los objetivos que habíamos fijado, permitiéndonos agotar su funcionalidad debido al crecimiento a nivel cuantitativo y cualitativo que se ha dado en Sevilla gracias al esfuerzo de todos y cada uno de nuestros militantes, haciendo que la propia estructura necesite de ciertos cambios.

Así, con esta publicación anunciamos la creación en Sevilla del colectivo de la Universidad de Sevilla y el colectivo de la Universidad Pablo de Olavide.

Esta reestructuración no solo responde a las necesidades internas que hoy acucian a nuestra organización en Sevilla y que hemos mencionado más arriba. Más allá de ello, con la creación de estos colectivos continuamos dando pasos en la recuperación de la organización leninista del Partido Comunista y sus juventudes de cuya destrucción fue artífice el eurocomunismo y por tanto, continuamos tejiendo el hilo rojo de la historia en nuestro país.

Estos nuevos avances en nuestra organización en el plano estudiantil se dan además en el momento idóneo, debido a que nos facilita mostrar al conjunto del estudiantado en qué consisten las nuevas leyes educativas que se están promoviendo, cómo nos perjudican y sobre todo, cual es la raíz de las grandes deficiencias que tiene en su conjunto un sistema educativo encargado de generar la fuerza de trabajo como, cuando y donde quieran las empresas, dejando de lado todo aquello que no les sea económicamente rentable.

En definitiva, los CJC reorganizamos nuestras fuerzas en base a los sitios de reunión de nuestra clase, buscando, como no puede ser de otra manera, transformar la injusticia en rabia, y esta en organización. Mostramos así nuestra clara disposición a hacer de cada centro de estudios y de trabajo una trinchera de guerra contra el capitalismo.