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¡No al crecimiento de las casas de apuestas! ¡Las casas de apuestas destrozan la juventud en los barrios obreros!

En Aragón, un 20% de los 50.000 jóvenes de entre 14 y 17 años son jugadores presenciales y un 10% lo son de manera online. Asimismo, un 38,4% de los estudiantes de instituto juegan a apuestas deportivas y un 6% reconocen problemas con el juego.

La Juventud Comunista conocíamos estos datos hace unos días y no podíamos sino sentirnos profundamente indignados. No puede decirse que el reciente estudio publicado por El Justicia de Aragón (y que sirve de base para este análisis) nos haya sorprendido en su contenido, pues ha venido a demostrar con cifras aquello que es un secreto a voces en nuestros barrios, nuestros institutos, nuestros centros de trabajo… Las apuestas no paran de crecer en nuestra sociedad, con especial incidencia entre la juventud y en el ámbito de las apuestas deportivas.

En las siguientes hojas queremos aportar un enfoque político a este problema que afecta tan profundamente a nuestro territorio (aunque tiene su expresión en el ámbito estatal) y que, a día de hoy, pasa “de tapado” en los debates televisivos, los programas políticos y los planes de educación. Estamos hablando de una verdadera “pandemia” del siglo XXI que, como lo hicieron en otro tiempo otras adicciones más tangibles, va camino de destrozar generaciones enteras. Este fenómeno, como cualquier otro problema social dado en un momento concreto y en un lugar concreto, está sujeto a unas causas materiales concretas que lo definen. Si logramos conocer esta base material, podremos acabar con el problema. La cultura del capitalismo, sistema basado en la lucha de clases, defiende principios como la competitividad, la superioridad respecto al resto o el triunfo personal. En una sociedad marcada por estos principios, no es difícil entender que las apuestas, fenómeno basado en la posible recompensa individual frente a la derrota colectiva (muchos apuestan, tan sólo unos pocos salen ganando, pero la banca siempre está entre ellos) ahonde en la sociedad. De la misma forma que no está en la naturaleza humana el egoísmo, no lo están el juego y otras adicciones. Defendamos con cifras y hechos nuestra postura.

¿Son las apuestas un problema entre la juventud estudiante y trabajadora?

Por mucho que desde las empresas del sector y los partidos políticos se niegue la situación, es una realidad que a día de hoy la cultura de las apuestas ha impregnado el imaginario colectivo de nuestra juventud con mayor incidencia que en otros periodos de la historia. Este crecimiento no ha venido sólo dado por la tecnificación del sector que trae consigo una mayor facilidad para realizar una apuesta. Ha existido una intencionalidad absoluta por parte del negocio del juego que ha bombardeado con una publicidad machacona, utilizando la influencia de personajes públicos (del mundo del deporte, principalmente) hasta el punto de que a día de hoy es difícil encontrar un joven que no pueda nombrar de memoria cinco casas de apuestas distintas y, lo que es peor, no haya apostado en alguna de ellas. El estudio ¡Jóvenes, a Jugar! Análisis del impacto de la publicidad en el juego de apuestas en adolescentes arrojaba los siguientes datos a este respecto, que vienen a ilustrar el problema del cual hablamos:

  • 1 de cada 4 adolescentes manifestó haber apostado en el último año, el 13% de ellos gastaron más de 30 euros en ese lapso temporal, los chicos son más jugadores que las chicas y las apuestas deportivas son el tipo de juego comercial preferido por los adolescentes.

  • 7 de cada 10 adolescentes declaran ver/oír muy a menudo publicidad de apuestas

  • Los menores perciben de forma general todos los medios o canales publicitarios con una actitud favorable hacia los anuncios, entre los jugadores que muestran riesgos o problemas, se encuentra, además de una mayor exposición a la publicidad, una actitud favorable hacia la publicidad de apuestas.

¿Son las empresas de apuestas culpables de esta situación?

Definitivamente sí. Las empresas de apuestas, organizadas en su patronal, se llenan la boca diciendo que cumplen la normativa, que no están interesados en los menores porque no suponen un segmento de mercado lucrativo. ¡Ojo al dato! Su razonamiento para defender que no se dirigen a los menores no es una cuestión de ética sino una cuestión de números y margen de beneficio No obstante, el trabajo de campo llevado a cabo en el estudio de El Justicia de Aragón al que nos referimos llega a conclusiones muy distintas. La ley se infringe de manera sistemática, todo en aras del máximo beneficio y con la máxima permisividad por parte del estado. Veamos algunos ejemplos:

  • De los locales visitados, el 72,7% de ellos no tenía publicidad en el exterior que informara de las posibles ganancias que se podían lograr con las diferentes combinaciones de apuestas o acumulados, frente al 27,3% que si hacía mención a las mismas. El artículo 7 del DECRETO establece que los rótulos de los locales de juego no podrán contener símbolos, figuras o anagramas que incluyan imágenes o textos que inciten al juego por mostrar la facilidad de conseguir los premios, la cuantía de los mismos o las ventajas o beneficios económicos que el jugador puede conseguir, de tal forma que pueda generar hábitos o conductas patológicas.

  • La obligación de identificar a los usuarios se da en los distintos locales de juego objeto de este estudio, únicamente difiere la ubicación del control de admisión. De los locales visitados, el 47,1% solicito la identificación en el mismo momento de acceder al local, en un 29,4% no se solicitó en ningún momento y se abandonó el mismo sin haber sido requeridos para ello, mientras que en el 23,5% de los casos fue solicitada una vez se había accedido al mismo y se hubiera podido hacer uso de las máquinas.

  • El artículo 3.a) del DECRETO establece la prohibición de cualquier forma de publicidad que incite o estimule la práctica del juego o apuestas, cualquiera que sea el medio que se utilice por incluir imágenes, símbolos, anagramas, gráficos o textos que muestren la facilidad de conseguir premios o la cuantía de los premios, incitando a jugar de manera compulsiva, de tal forma que con ello pueda generar en los jugadores hábitos o conductas patológicas. Entre las visitas realizadas, el servicio de cafetería tenía presencia en el 88,2% de los locales, y sólo en el 8,8% el coste de los productos se correspondía al habitual en establecimientos de hostelería.

Mención especial merece el dato de que en el 75% de los locales visitados durante el estudio el total del personal trabajador eran mujeres. Dato que choca pero se relaciona directamente con el perfil de los jugadores, pues en el 70% de los locales visitados sólo había hombres apostando. Una vez más, el capitalismo utiliza cualquier mecanismo a su alcance para lograr el máximo beneficio. En este caso y como reclamo a un perfil de cliente eminentemente masculino, contrata personal femenino que esperan funcione como “reclamo” o aliciente para los jugadores. Estamos ante un claro caso de cosificación de la mujer trabajadora similar al que podemos encontrar en hostelería y otro tipo de empresas del sector servicios. El capitalismo es un sistema podrido, donde el beneficio económico prima ante cualquier tipo de ética, y no debe sorprendernos que ahonde en el machismo de la sociedad, ya que no es que se aproveche de él, lo genera. Este sistema económico aprovecha cualquier desigualdad para aumentar la explotación (el racismo, el machismo…), sacando tajada de cualquier desventaja añadida que sumar a nuestra condición de clase trabajadora explotada. Así, una joven de un barrio obrero verá como le es ofrecido un trabajo no en pos de su valía sino en pos de su condición de mujer trabajadora.

Ante la demostrada culpabilidad de las empresas del sector en el empeoramiento del problema (anteponen sus beneficios por encima de cualquier perjuicio social) vemos cómo no sólo se crean víctimas del juego sino que también se las culpa de su situación. Oímos hablar del concepto “juego responsable” que viene a responsabilizar al jugador/apostador sobre su situación basándonos en una supuesta autonomía a la hora de apostar; autonomía que, como en cualquier problema de adicción, no existe. De hecho, en eso consiste una adicción, en la anulación de la voluntad del individuo. Existe todo un conjunto de factores sociales, políticos, económicos y culturales que afectan al desarrollo de cualquier individuo en sociedad y también condicionan su relación con el juego. Las casas de apuestas lo saben y es por esto que tienden a situarse en barrios obreros donde aprovechan el caldo de cultivo del desempleo, la falta de oportunidades o la exclusión social para cosechar filas de nuevos jugadores.

¿Cuál es el papel del Estado?

Es curioso que, paralelamente a esta creciente violación de la ley en materia del juego, el número de inspecciones y expedientes sancionadores en nuestra comunidad baje año tras año. Parémonos a pensar un momento: cada vez hay más casas de apuestas y salones de juego, la facturación sube de forma imparable, la ilegalidad se encuentra a simple vista… pero el número de sanciones desciende. Estamos hablando de que en 2019 sólo se levantaron 18 expedientes sancionadores de un total de 795 inspecciones, cuando tan sólo en el estudio de El Justicia de Aragón (estudio que hace referencia a 34 locales) muestra que hay un número mayor de locales incumpliendo la ley. Es decir, sólo en estos 34 locales se podrían levantar más expedientes sancionadores que los expedidos por la policía en un año de investigaciones al conjunto del sector. Extrapolad ahora las cifras al total de 150 locales en los cuales se realizan apuestas en nuestra comunidad y entenderemos la magnitud de este escándalo.

Por si esto no fuera suficiente prueba, tenemos más ejemplos de la absoluta lealtad que tiene el gobierno (en sus diferentes expresiones: estatal, autonómica, local…) a la patronal del sector del juego:

  • La Ley 2/2000, de 28 de junio, del Juego de la Comunidad Autónoma de Aragón establece el tipo de locales destinados al juego que nos podemos encontrar dentro de la Comunidad Autónoma. Entre los locales autorizados para la práctica del juego dependiendo del tipo de autorización, nos encontramos con: salones, bingos, locales de apuestas y casinos. No obstante, las apuestas deportivas se pueden llevar a cabo en otro tipo de locales de juego. En 2019 además de los 9 locales citados, era posible realizar apuestas en 118 salones de juego, 13 bingos y 1 casino, lo que da un montante de 141 locales en los que era posible realizar apuestas deportivas.

  • Los actuales locales de juego acumulan una gran variedad de modalidades propias de otros espacios. La normativa aragonesa regula este tipo de premisas dando lugar a situaciones como la presencia de bingo electrónico en salones de juego y máquinas de tipo B en salas de bingo, entre otras. En el 94,1% de los locales visitados se encontraba la modalidad de juego de ruleta propia de los casinos, cuando en Aragón sólo hay un local con autorización de casino. En el caso de las apuestas deportivas, se encontraban en el 91,2% que representan un total de 31 de los 34 locales visitados a pesar de que en Aragón únicamente se encuentran nueve locales cuya principal actividad son las apuestas deportivas.

  • El nuevo anteproyecto de ley contempla la posibilidad de permitir la instalación de máquinas de apuestas deportivas en locales de hostelería.

A nivel estatal el panorama no pinta mejor: hace unos meses veíamos como Alberto Garzón, ministro de Consumo y uno de los principales líderes del supuesto gobierno “del cambio”, ese gobierno que se quiere denominar como el más progresista de la historia, echaba marcha atrás su propio proyecto de ley permitiendo la publicidad de las casas de apuestas en televisión en un horario poco restrictivo. Los cantos de sirena de la socialdemocracia se repetían una vez más y el gobierno “progresista” servía a los intereses de la patronal una vez más.

No nos pilla por sorpresa la total connivencia del estado con este sector parásito; en definitiva, el estado no deja de ser una herramienta de opresión de la clase en el poder y un garante de sus intereses. No es un ente neutral ni defiende el bien común y este es uno de los más claros ejemplos de ello; siendo el mercado de las apuestas uno de los principales problemas sociales a los cuales nos enfrentamos a día de hoy, no existe ninguna intención por parte de los gestores del capitalismo de poner freno a uno de los sectores más lucrativos que los capitalistas han encontrado.

Incluso sabiendo todo esto, o precisamente porque lo sabemos, debemos pelear porque la ley no sólo se cumpla sino que se endurezca, asumiendo que nunca será la única herramienta ni el principal campo de batalla en el cual podemos plantar cara pero entendiendo también que debemos aprovechar cualquier oportunidad por hacer avanzar nuestras posiciones y defender a la clase trabajadora. Pongamos un ejemplo práctico: si el Ayuntamiento se encontrara con un tejido vecinal asociativo en pie de guerra contra las casas de apuestas; que no teme en organizar manifestaciones, protestas o piquetes en las puertas de los salones del juego, se lo pensarían dos veces antes de hacer la vista gorda en las ilegalidades que estas cometen. En definitiva, si bien el aspecto institucional/legal no es el campo en el cual vayamos a ganar la batalla contra las casas de apuestas, no debemos darlo por perdido desde el principio dejando que campen a sus anchas y tomen a risa cualquier tipo de legislación que no les permita extraer los máximos beneficios.

¿Cómo afecta a los niños/as esta cultura del “juego”?

Especial preocupación merece la infancia en este problema pues, de seguir así la situación, podemos esperar problemas de juego y ludopatía en edades cada vez más tempranas. Esto no debería sorprendernos, pues ya hemos explicado en otras ocasiones que un sistema económico genera una cultura acorde (y que apuntala) el propio sistema: podemos encontrar que la cultura de las apuestas penetra en el imaginario colectivo como algo carente de peligro, normalizando la adicción en las familias, de manera que los niños crecen viendo las apuestas como algo normal. El hecho de que se llame “juego” a una adicción acrecienta el problema. A día de hoy, un niño de ocho años de un barrio obrero puede ver el salón de juegos y pensar que es algo divertido donde la gente entra a jugar. Pero el problema no acaba en la normalización de las apuestas en adultos; el propio estudio ha detectado la presencia de máquinas tipo “tragaperras” en locales recreativos (es decir, orientados al público infantil). Estamos hablando de que la penetración de la cultura del juego ataca a la conciencia de la infancia desde diferentes campos haciendo del niño de hoy el joven jugador del mañana. No es algo aislado o casual sino parte de una estrategia del mercado para generar jugadores (víctimas) a medio-largo plazo.

¿Qué proponemos desde la Juventud Comunista?

Ante este panorama que promete un futuro tan negro para la juventud de extracción obrera y popular, la Juventud Comunista lo tenemos muy claro:

¡Fuera casas de apuestas de nuestros barrios!

Apostamos por un ocio sano y comprometido en contrapartida al ocio alienante que nos ofrece este sistema; no es casualidad que un sistema basado en la explotación del pueblo trabajador ofrezca alternativas de ocio que en ningún caso vienen a poner en peligro el orden de cosas. Nos quieren drogados, borrachos, enganchados, endeudados… es una vuelta de tuerca más a su explotación, pues saben que una juventud sana y concienciada es una juventud que lucha, una juventud que les planta cara y que busca el fin de la explotación del hombre por el hombre. Queremos que desaparezcan las casas de apuestas de nuestros barrios. Son una lacra para el conjunto de la sociedad que no nos aporta ningún bien y que impiden el desarrollo humano, especialmente en edades tempranas. El juego y las apuestas deben ser tratados como una fuente de adicción y no como una opción más de ocio comparable a jugar un partido de fútbol con los amigos o ir al cine a ver una película. Construyamos un país para la clase obrera, un país que no se sustente en la explotación y donde el ocio sirva para enriquecer a las personas y no para alienarlas.

Por todo ello, desde la Juventud Comunista en Aragón animamos a todos los y las jóvenes a concienciar a sus compañeros/as frente al problema del juego y animamos a la juventud popular a organizarse en los barrios, en los centros de estudio y de trabajo, porque esto es un o ellos o nosotros; a la burguesía no le importa si nuestra familia se rompe por culpa del juego, si fracasamos en nuestros estudios o perdemos un trabajo por culpa de la adicción. Si ellos viven de nuestra miseria, ¿No es hora de plantar cara?

Elige organizarte, Elige lo Necesario