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La juventud, ya no vallisoletana, sino la del conjunto del país, lleva de un tiempo a esta parte siendo inculcada, insistida hasta el hastío, que la situación terrible de retroceso en derechos que afrontamos a día de hoy es fruto única y exclusivamente de la pandemia del COVID-19. Políticos y empresarios han, están, y seguirán argumentando que esto solo es fruto de la situación que el COVID ha obligado a instaurar. Olvidan entonces, no sin poca maldad, los índices de instituciones capitalistas como el Banco Central Europeo, o el Fondo Monetario Internacional que daban indicios de una potencial nueva crisis económica ya en 2019. Se esfuerzan en ignorar esto, y así es mucho más sencillo escaquearse de la realidad que es que el COVID-19 solamente sirvió de catalizador para el estallido mundial de la crisis. Y poder así apartar una vez más, en una nueva crisis, el foco del verdadero culpable de estas crisis cíclicas que hacen nuestra vida cada vez más miserable, el capitalismo.

Lo que aspiramos en el presente documento es demostrar que la juventud vallisoletana en particular ya estaba sumida en una situación insostenible, que hundía sus consecuencias en todos y cada uno de los ámbitos de nuestra vida, y que no ha sido el COVID el encargado de hacerlo, sino la política de los empresarios.

La realidad que afrontamos los jóvenes en la comunidad es el desempleo y la temporalidad cuando tenemos la suerte de encontrar un trabajo. Los datos del descenso del paro, y de la recuperación económica cabalgan sobre una creciente tasa de empleo juvenil precario y temporal, donde la parcialidad no deseada está a la orden del día.

El paro juvenil en nuestra provincia se encuentra a fecha de diciembre de 2021 en el 12,96% lo que son un total de 17.614 jóvenes sin siquiera un trabajo precario para poder pagar lo que se llevan a la boca, o las cada vez mayores facturas de servicios de primera necesidad como son la luz o el agua. No es un dato nuevo, no es un dato que sea por el COVID, es un porcentaje poblacional que lleva sin bajar de práctico 13% de población juvenil en paro desde el 2008.

Esta tasa de desempleo es el pan nuestro de cada día para la juventud vallisoletana. Si nos referimos a los informes del Mercado de Trabajo por colectivos de Valladolid, desde el 2009 la tasa de temporalidad joven se encuentra en más del 90%. Lo peor de todo es que debemos así mismo observar como para esta última campaña de rebajas usureros como Randstad firman 2400 contratos temporales solamente aquí y se lucran de la explotación, de la temporalidad y de la situación de miseria a la que sistemáticamente nos aboca la patronal provincial.

La incapacidad de encontrar un trabajo digno para la juventud se entrelaza con el incremento constante del coste de vida, que vemos cristalizar en un incremento del IPC de la comunidad del 7,3% este 2021, frente a la irrisoria subida del SMI del 1,75%. Todo esto supone que únicamente el 15,3% de los jóvenes pueden permitirse vivir independizados en la comunidad, ya que, en caso de querer hacerlo, los jóvenes vallisoletanos necesitaran de media el 60,08% de su salario.

Sin embargo, los problemas que asolan a la juventud vallisoletana no quedan únicamente en este doloroso incremento del coste de nivel de vida, de esta pérdida de poder adquisitivo, y de esta pérdida de derechos colectivos que tienen bastante más historia que simplemente la crisis del COVID que insisten en transmitir. Señalando algunos a vuelapluma:

  • Existen a día de hoy 43 casas de apuestas, 43 casas de apuestas cuya localización es, casualmente, siempre en nuestros barrios, siempre en frente de los institutos donde asistimos, siempre en frente de los parques donde hicimos nuestros primeros amigos. El ocio al que desde hace años nos empujan es a la ludopatía. Y lo único que hacen las autoridades capitalistas es denegar nuevas licencias hasta 2023. ¿Dónde está nuestro ocio?
  • El problema que supone el trafico de drogas que inunda los barrios obreros es un histórico y una constante en nuestras vidas. La única potencial solución que ponen sobre la mesa es la legalización de algunas de esas drogas, pero la realidad es que no queremos evadirnos de la realidad, necesitamos transformarla.
  • Durante este último año 40 jóvenes vallisoletanos se suicidaron. En la comunidad solamente contamos con 4 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes. Es una vergüenza el desinterés que tienen las autoridades con nuestra salud, y específicamente la salud mental. No podemos olvidar que nuestros intereses de clase, chocan radicalmente con los intereses capitalistas. Nuestra salud no es una mercancía.
  • Otra constante es el incremento en el numero de agresiones sexuales en la provincia. Las autoridades presentan siempre soluciones parciales, que nunca atinan al fundamento. Impera la necesidad de organizarnos con las nuestras, para vivir libres de miedos, violencia y explotación en cada ámbito de nuestra vida.
  • Por último, por no alargarnos infinitamente, señalar el evidente problema que es la despoblación y que asola Castilla y León. En el caso de Valladolid, 1.200 jóvenes se vieron obligados a irse de la provincia para buscar los medios para buscarse la vida. Las proclamas de mayores servicios y el “no olvido” de las zonas rurales, se deben hacer desde la conciencia de clase. Reclamar mejoras que son legítimas, pero sin entender que quien las provoca es el propio sistema, supone avances vacíos y de escaso recorrido. La clase obrera de Castilla y León, y de Valladolid en particular, queremos luchar de forma conjunta para que nuestros intereses prevalezcan sobre los de la minoría explotadora.

Desde la Juventud Comunista – CJC Valladolid, apostamos por la lucha en cada centro de trabajo, exigiendo mejoras en nuestros salarios y condiciones laborales. Organizados conjuntamente en sindicatos de clase, defendiendo nuestros intereses colectivos de forma colectiva. Lucharemos, y lucharemos independientemente del tamaño de la empresa en que nos exploten, lucharemos desde una mesa, o desde una moto. Lucharemos como lo que somos, una única clase.

Frente a esta sangrante situación a la que los capitalistas y la patronal empujan a la clase obrera, frente al elevado precio de los alquileres gracias a los especuladores y rentistas, gracias a bancos, promotoras, y fondos buitre, la Juventud Comunista apuesta por el acceso general de la población a la vivienda, concebida como un derecho básico y fundamental y no como la mercancía que es bajo el capitalismo.

Solo podemos confiar en nuestras propias fuerzas y debemos desconfiar de toda propuesta política que nos venda las migajas de quienes nos explotan. No nos conformaremos más con las promesas vacías que la socialdemocracia hace. Nuestra historia reciente esta plagada de sus traiciones, traiciones del PSOE, de Podemos y de IU, traiciones que comienzan o terminan siempre con el mismo mantra, que hacen lo que pueden dentro de los márgenes, y que si gobernaran otros sería peor.

Lo que no dicen es que los márgenes que el capitalismo les otorga son cada vez más finos, cada vez más irrisorios, pero lo vemos, lo vemos en nuestra realidad, lo vemos en nuestra cada vez mayor pobreza. Lo vemos en ser la juventud que ha crecido entre dos crisis, la juventud abocada a la miseria y a la precariedad.

Nosotros y nosotras no llamamos a elegir el “mal menor”, llamamos a elegir lo necesario y reforzar la Juventud Comunista. Romper con los márgenes de posibilidad que ofrece el capitalismo, romper con sus posibles y elegir lo necesario. Organizarnos con los nuestros luchando por una sociedad que nos permita cubrir las necesidades de todos y todas y no solo de unos pocos parasitos. Una sociedad donde disfrutemos vivir.

Realizamos un llamamiento a la organización de los CJC a la juventud trabajadora y estudiante de Valladolid. Contáctanos mediante el formulario, redes sociales o pregunta nuestros militantes como podrías colaborar.

Organízate y contraataquemos: únete a la Juventud Comunista.

Colectivos de Jóvenes Comunistas de Valladolid