Este Primero de Mayo se celebra en un contexto particular debido a la guerra imperialista que está teniendo lugar en Ucrania, que contribuye a agravar las condiciones en que se desarrolla la lucha de clases en España.
La confrontación militar indirecta entre Rusia y los Estados de la Unión Europea y la OTAN, que ha alcanzado en Ucrania su punto álgido, supondrá mayores cargas y sufrimiento para la mayoría trabajadora de todos los países, una escalada armamentista y la posibilidad mucho más cercana de guerra directa y generalizada entre las principales potencias.
Todos los Estados y alianzas capitalistas responden a los intereses de los grandes capitalistas, y sus enfrentamientos para conseguir el acceso a materias primas, a nuevos mercados y por mantener o ampliar sus áreas de influencia acaban desembocando en injerencias políticas, bloqueos, sanciones o agresiones militares directas de las que los principales perjudicados siempre son los trabajadores.
En España, el Gobierno de coalición socialdemócrata está directamente implicado en la guerra imperialista. El envío de armas a Ucrania y el despliegue de tropas en los países limítrofes, dentro de los planes de la OTAN y la UE, responde a la voluntad de ganar peso en el seno de esas alianzas y conseguir ventajas para los grandes capitalistas españoles, que ven en las sanciones a Rusia una oportunidad para hacer más rentables sus futuras inversiones.