Con el nombramiento de Juan Manuel Corchado como nuevo rector de la Universidad de Salamanca tras el paripé electoral de las últimas semanas, podemos decir ya que todo ha cambiado para que todo siga igual. Tras la dimisión del antiguo rector Ricardo Rivero el pasado 7 de marzo, Corchado presentó su candidatura con un equipo híbrido formado tanto por nuevos integrantes como por integrantes del anterior equipo con un objetivo bien claro: conseguir la victoria para continuar profundizando en el proceso de privatización de la Universidad.
Todo esto se ha dado en medio de una gran polémica: el único candidato que se presenta a rector de una de las universidades más antiguas y prestigiosas lo hace entre acusaciones y sospechas de fraude y falsificación de su currículum, sistemas de autocitas de sus artículos, de instrucciones a sus trabajadores para inflar su impacto en el mundo científico, etc. Es importante mencionar aquí que toda esta polémica solo ha sido publicada por grandes medios de comunicación de tirada nacional, mientras que los medios locales le han hecho campaña entre diferentes elogios y peloteos, quedando patente una vez más cómo la prensa salmantina trabaja para el puñado de poderosos de la provincia sin esconderse lo más mínimo.
Durante toda la campaña hemos oído eufemismos que escondían el proyecto programático de Corchado para la legislatura que arrancará en breves: la renovación de la USAL de cara a adaptarse a la nueva realidad de la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU), anteponiendo los intereses del sector privado a los de estudiantes, profesores, investigadores y demás trabajadores de la USAL.
Este hecho, que lleva años presente en nuestra Universidad -que el nuevo rector llama “oportunidad para la institución”-, se va a traducir en tener un Rectorado enfocado en ajustar los itinerarios formativos y el modelo de prácticas a los intereses empresariales de manera más acentuada, ya que la LOSU, en definitiva, es parte de la reforma educativa puesta en marcha por el gobierno socialdemócrata en la pasada legislatura. En este sentido, la patronal y las grandes empresas que ya están muy presentes en la USAL estarán encantadas con el nombramiento de un candidato que continúe el trabajo iniciado por los anteriores en el proceso de ser la fábrica de mano de obra hiperespecializada para las grandes empresas.
No deja de ser curioso cómo un firme defensor de la LOSU aspira a encabezar “un proyecto de consenso y que integre a toda la Universidad”. En este juego de encaje de bolillos veremos cómo se lleva a cabo esta propuesta teniendo en cuenta un factor importante: el papel de los consejos sociales en las universidades y su mayor peso después de la aprobación de esta ley. Estos órganos, que tienen amplias competencias en materia económica, están encabezados por personas ajenas al sistema educativo, como es el caso del presidente del Consejo Social de la USAL: Ignacio Sánchez Galán, presidente ejecutivo de Iberdrola.
El programa del nuevo equipo de gobierno es una aberración para el estudiantado. Solo hay que ver las propuestas de fortalecimiento de la empleabilidad y la inserción laboral, con el “estudio de implantar un modelo de minijobs compatible con los estudios”, la implantación de un sistema de “aprendizaje servicio” o la modificación de los planes de estudio de los grados hacia la mención dual y los estándares de la UE. Todo esto son medidas encaminadas, como sabemos, a responder a la necesidad de las empresas de regular vías de obtención de mano de obra barata, joven y precarizada, vendiendo como “las necesidades de una Universidad del s. XXI” la normalización de la precariedad juvenil desde el primer año de carrera mientras se empujan, a la baja, las condiciones del resto de trabajadores.
En definitiva, el nuevo rector y profesor universitario, que supuestamente que se ha convertido en uno de los científicos con más impacto mundial -a través de prácticas muy sospechosas y turbias-, que goza de grandes amistades en las altas esferas y en países como Qatar, que se lleva enriqueciendo durante años a costa de privatizar la USAL a través de sus múltiples satélites y que ha sido elegido rector como única opción ante una oleada de votos en blanco y abstenciones sin precedente encabezará el nuevo gobierno de la USAL. Un gobierno que dará pasos agigantados en profundizar esta tendencia privatizadora y elitizadora que se está dando en todas las universidades españolas con el gobierno socialdemócrata como valedor.
Los estudiantes de extracción obrera y popular no necesitamos nuevos modelos más flexibles de estudios que poder compatibilizar con trabajos parciales, precarios y mal pagados para poder sobrevivir, ni mucho menos que la educación esté completamente enfocada a la hiperespecialización laboral y que los contenidos estén exclusivamente diseñados para las grandes empresas de cada sector. Lo que realmente necesitamos los hijos e hijas de la clase obrera es no vernos obligados a depender de becas y trabajos precarios para poder cursar unos estudios superiores que nos sirvan en nuestros futuros trabajos, por supuesto, pero que nos formen también en aspectos intelectuales, vitales, científicos… sin la necesidad de que haya una rentabilidad detrás, y menos aún para las grandes empresas. En definitiva, lo que necesitamos es una Universidad pública, gratuita y de calidad, que responda siempre a los intereses generales de la clase trabajadora, y nunca a los de unos pocos empresarios. Y el nuevo rector, como los anteriores, chocan frontalmente con ello.
Desde los Colectivos de Jóvenes Comunistas de Salamanca hacemos un llamamiento a estudiantes y trabajadores de la USAL a organizarse en cada facultad, en las organizaciones estudiantiles y los sindicatos de trabajadores, pero sobre todo en la Juventud y el Partido Comunista para plantar cara a este nuevo equipo de gobierno y su tendencia privatizadora, así como a los siguientes que vendrán. Solo de esta forma podremos luchar por una Universidad de Salamanca realmente para el pueblo, que realmente sirva para la provincia y para la ciudad y que realmente goce de un prestigio y una utilidad social, de una utilidad para la mayoría social.