El pasado 27 de diciembre saltaba la noticia que el gobierno de la CAM cerraría el centro de menores tutelados de Casa de Campo, en el barrio de Batán. Este cierre es una medida que lleva exigiendo VOX desde hace bastante tiempo y que con esta decisión el PP termina cediendo a las presiones de su principal aliado en la Asamblea de Madrid. Pero, al margen de las concesiones que, en determinados momentos Ayuso pueda hacer a Monasterio en aras de una mayor estabilidad en su gobierno, la decisión supone una nueva conquista de las fuerzas más reaccionarias en la Comunidad de Madrid y, por tanto, un nuevo retroceso en los derechos de nuestra clase, más en concreto en los derechos de los menores extranjeros no acompañados.
Llevamos observando desde la irrupción de VOX en la escena mediática como hacen bandera de su lucha -mezquina- contra los menores extranjeros no acompañados, como enarbolan la bandera del odio y la discriminación con cada vez menos trapujos. Si echamos la vista atrás, seguro que todos recordamos la repugnante campaña contra los menores extranjeros en el escenario de campaña electoral para las elecciones de la CAM en abril de 2021. Campaña que fue respondida contundentemente por el PCTE confrontando directamente con sus voceros. De igual forma, varias han sido las ocasiones donde la lideresa de VOX en Madrid, la señora Rocío Monasterio, se ha paseado de forma provocativa con sus acólitos por las inmediaciones del centro de menores de Casa de Campo, con unos aires de quien sabe que goza de la impunidad y la seguridad por ser representante pública. En un alarde de su bajeza moral ha pedido, en varias ocasiones, frente a este centro su cierre. Utilizando su figura mediática convocaba a diversos medios de comunicación para exponer, señalar y criminalizar públicamente a los menores que se encuentran internos en este centro.
Resulta especialmente esclarecedor que VOX se acerque a los barrios populares de Madrid únicamente cuando se trata de verter todo su odio contra los menores extranjeros de nuestra clase. Pues nunca han sido vistos cuando los barrios claman contra las casas de apuestas, cuando se sale a de defender la sanidad o la educación pública o cuando se sale a parar un desahucio. Y no los vemos porque representan fielmente los intereses de los grandes capitalistas, porque serían incapaces de enfrentarse a la patronal del juego o a los bancos, porque prefieren garantizar el beneficio de sus patrocinadores que la sanidad para toda la población, independientemente de si esta es nativa o extranjera. Y como buenos representantes de la burguesía cumplen su función, tratando de generar en el seno de la clase obrera “enemigos comunes” con el único objetivo de dividirla para que no se enfrente a aquellos que se enriquecen a costa del trabajo ajeno, es decir, a nuestro verdadero enemigo.
Por eso asistimos, con rabia, como la extrema derecha es profundamente miserable al insultar y criminalizar a aquellos que están en una situación de desamparo absoluto, a los menores extranjeros no acompañados. Esa rabia que desde los Colectivos de Jóvenes Comunistas trabajamos día a día para que se transforme en organización. Porque con organización seremos capaces de dar respuesta a cada insulto dirigido hacia nuestra clase, porque con organización podemos empezar a construir un dique de contención contra la reacción, y porque con organización podemos empezar el contraataque y asestarle el golpe definitivo al sistema capitalista que genera estos monstruos.
Por todo esto desde los CJC rechazamos la decisión de la CAM de cerrar este centro de menores, señalamos los continuos ataques lanzados por la reacción a los menores extranjeros no acompañados. Y llamamos a la juventud de extracción obrera y popular a que tome Partido y fortalezca las organizaciones de clase y populares, a que se organice en la Juventud Comunista para frenar el paso a la reacción y para conquistar un futuro donde la discriminación y el sistema que la genera sean simplemente un mal recuerdo del pasado.