El pasado sábado 18 de septiembre los CJC Madrid celebramos un plenario en el que, además de realizar una valoración de lo acontecido el curso pasado y de las implicaciones que tuvo para la juventud madrileña, se abordaron los ejes políticos generales sobre los que girará nuestro trabajo los próximos meses. Se abrió así un espacio en la que toda la militancia tuvo la oportunidad de debatir y trasladar sus impresiones colectivamente, y que marcará un punto importante en nuestra actividad. También pudimos realizar un ilusionante homenaje a la militancia de nueva entrada con la entrega de carnets de militante, fruto del constante crecimiento y buena salud de la organización.
El anterior fue ya el segundo curso determinado por la pandemia, que ha catalizado la profunda crisis económica y social que ya venía gestándose tiempo atrás, y que en Madrid ha golpeado con especial dureza. Esto se ha dado como consecuencia de los diferentes elementos que han confluido y que siguen presentes a día de hoy: el atroz aumento de la tarifa de la luz y del precio de productos básicos para vivir, las movilizaciones de los sanitarios y de la comunidad educativa de los últimos meses y la represión vivida, las elecciones de la comunidad y la consolidación de la derecha con Ayuso en el gobierno regional, el aumento de agresiones y delitos de odio que tuvieron su culmen con el asesinato homófobo de Samuel, o la borrasca Filomena y sus terribles consecuencias para la clase obrera madrileña, son algunos de los hechos que marcaron profundamente la realidad de los jóvenes de Madrid.
Con todo, este incremento de tensiones no ha sido un fenómeno aislado que se limitará a lo ya acontecido, sino que se espera que este curso sea no menos complicado en términos de polarización de la lucha de clases, del agravamiento de la crisis actual, y de los constantes ataques a la clase obrera.
Ante esto, los CJC en Madrid lo tenemos claro: nos esperan tiempos de nuevos y cada vez más cruentos ataques antiobreros ante los que el aumento de la influencia y visibilidad en los frentes de masas será una de las grandes claves. Tendremos la tarea de redoblar los esfuerzos para lograr una mayor y cada vez mejor intervención en el movimiento obrero, en el que la acumulación de experiencia de este último año ha sido imprescindible para sentar las bases de nuestra labor presente y futura entre la juventud obrera. De igual manera, en el movimiento estudiantil el aumento de los conflictos y el profundo empeoramiento de las condiciones de estudiantes de medias, FP y universidades, quienes ya llevan años sufriendo el constante deterioro de la educación, serán pilares fundamentales de nuestra intervención.
Tenemos así la importante tarea de impulsar el trabajo en cada instituto, facultad, barrio y centro de trabajo, teniendo siempre en el horizonte el objetivo de sacar adelante la movilización popular y la organización en la base. Es por ello por lo que se torna vital establecer un contacto cada vez más estrecho con cada vez más jóvenes, con quienes trabajamos diariamente; y conseguir así trasladarles la importancia de organizarse, de que den el salto definitivo a militar en la Juventud Comunista.
Por supuesto, todo ello irá de la mano del importante papel que los CJC tendremos en todos los actos previos que se den al Congreso del Centenario, que conmemorará el centenario del nacimiento del Partido como Sección Española de la Tercera Internacional; un congreso histórico para lo que deberemos estar a la altura, dando continuación a un hilo rojo con el que seguir tejiendo la bandera roja de la liberación de la clase obrera.
Estamos ante un contexto en el que los Colectivos de Jóvenes Comunistas de Madrid debemos estar preparados, afrontando estas tareas en conjunto con nuestra clase, trabajando para que la juventud obrera de la región continúe peleando por una alternativa a las asfixiantes condiciones que pretende imponernos el capital. Debemos luchar por que la juventud madrileña elija lo necesario, elija comunista.
