Hace ya varias semanas desde que llegó el invierno y, con él, las dificultades añadidas para muchas familias trabajadoras de nuestro país: utilizar la electricidad o calentar el hogar es un bien más preciado de lo que parece. Aunque aparentemente es un gesto simple e insignificante, para muchos se trata de un enorme sacrificio o de un gasto, directamente, inasumible. La denominada pobreza energética se agrava en los meses de invierno, y de manera especial en este comienzo de año: temperaturas mínimas históricas, subidas del precio de la luz que también baten récords (un 21 % en lo que llevamos de enero1) y una grave crisis económica.
La pobreza energética afecta a varios millones de personas en España, de los cuales buena parte son jóvenes, adolescentes y niños. Unos 6,8 millones de personas2 (un 15 % de la población) no pueden mantener el hogar a una temperatura adecuada o acumulan retrasos en el pago de los recibos; un 29 % se ve en dificultades para acceder a los suministros. Desde que estallara la anterior crisis económica, en 2008, los datos no dejan lugar a dudas: el precio de la energía se ha disparado pero la mayoría de hogares obtiene unos ingresos similares a los de hace trece años3. Muchos hogares han reducido su consumo energético sin que tampoco eso sirva para cubrir el encarecimiento: ni siquiera pasando más frío en casa consiguen muchas familias pagar las facturas.
La crisis económica actual no ha hecho sino agravar la problemática. A quien ha visto reducidos sus ingresos o a quien ha sido despedido le sirve de poco el descenso en el precio de la energía que se produjo el año pasado como consecuencia de la caída de la actividad y el parón de la economía. Con la progresiva vuelta a la “normalidad”, los precios han aumentado de nuevo y se han producido subidas históricas en plena ola de frío, subidas de un 27% en el inicio de 20214. Como resultado de los confinamientos domiciliarios, las restricciones de movilidad, el teletrabajo, las clases online o el cierre de bibliotecas, ha aumentado el número de horas que pasamos en el hogar y, con ello, el coste de la factura de la electricidad y del gas. Si la mayoría de datos disponibles, referentes a 2018 o 2019, ya reflejan un panorama alarmante, ahora la situación no ha hecho más que empeorar.
Las consecuencias de la pobreza energética sobre la juventud y la infancia son múltiples. Por ejemplo, en los estudios: la educación telemática exige, además de disponer de un dispositivo tecnológico como un ordenador o una tablet, tenerlo conectado durante muchas horas a la semana, lo cual implica un gasto energético adicional. De esta manera, la pobreza energética, combinada con la brecha digital, conlleva un aumento del fracaso escolar y de la desigualdad clasista en la educación.
La alimentación y la salud son otros dos grandes damnificados. No tener energía para cocinar empeora la calidad de la alimentación, lo cual es especialmente grave en niños y adolescentes. No tener agua caliente para asegurar la higiene personal puede propiciar situaciones de bullying en colegios e institutos. Los menores cuyas familias sufren pobreza energética, según un estudio realizado en Barcelona, tienen el doble de posibilidades de padecer problemas de salud, como enfermedades respiratorias y estrés, debido a la humedad, las temperaturas adversas y, en general, las peores condiciones de habitabilidad de sus viviendas.
La juventud trabajadora es uno de los colectivos más golpeados por la grave crisis económica que estamos atravesando. Muchos de los adolescentes o jóvenes que en 2008 sufrieron en carne propia los efectos que tuvo la crisis en sus familias han vivido desde entonces en una espiral constante de precariedad, ya sea como estudiantes o como trabajadores. Ahora, trece años después, se carga a sus espaldas una nueva crisis capitalista, partiendo de unas condiciones de vida aún peores que en la anterior. Quienes a duras penas han conseguido encadenar algunos trabajos e independizarse, destinando al alquiler una cantidad prácticamente inasumible de sus ingresos, se ven obligados a emplear métodos propios de otras épocas para combatir el impacto del coste de la energía en sus maltrechas economías5: velas dentro de macetas de barro; cinta aislante en puertas y ventanas; papel de aluminio para envolver las paredes de los radiadores y que reflejen el calor; abrigo, guantes y varias mantas dentro de casa… Las generaciones que nos hemos desarrollado entre dos crisis capitalistas profundas sufrimos los devastadores efectos de un sistema que genera constante miseria.
Mientras las facturas de luz y gas cada vez dejan a más gente con el agua al cuello, los propietarios del puñado de gigantes del sector engrosan sus bolsillos: en 2018 las eléctricas del Ibex 35 estuvieron a la cabeza en beneficios y en la subida de precios de la luz en la Unión Europea; España es el tercer país de la Europa de los 27 donde más ha subido el precio de la luz desde 2005, casi un 100 %6. Si hablamos de monopolios que rigen nuestras vidas, la energía en España es un caso paradigmático; tres empresas controlan el 90 % del sector: Iberdrola, Endesa y Naturgy7. Mientras sus beneficios no paran de crecer, a miles de familias les cortan la luz, como Naturgy en la Cañada Real, en Madrid, o Endesa en varios barrios de Barcelona y otros municipios catalanes.
Y, ante un problema tan grave, ¿qué hace el Gobierno? Tomar medidas, como el bono social eléctrico o el Real Decreto del 23 de diciembre, que supuestamente protegen a los más desfavorecidos pero que resultan insuficientes, de alcance más que limitado, puesto que ignoran la cruda realidad que viven cientos de miles de familias8. Además, se propone abordar el problema “en el medio largo plazo”, cuando la necesidad de actuar es acuciante. Ante las subidas de precios de estos días, llama la atención la actitud de quienes en la oposición consideraban indecente al Gobierno de Rajoy por permitir aumentos en el precio de la energía pero hoy, desde el Gobierno, encuentran todo tipo de explicaciones para justificar subidas aún mayores. Al margen del BOE, la realidad sigue golpeando a los de siempre, que sí nos quedamos atrás.
Los apellidos que desde hace algún tiempo se le colocan a la pobreza pueden abrir la puerta a la segmentación y atomización de problemas que, en última instancia, poseen un origen común: un sistema dividido en clases sociales, basado en la desigualdad. La pobreza energética constituye una parte indisociable de la pobreza general que reproduce el capitalismo entre las familias obreras. Así pues, no es posible dentro del capitalismo acabar con el monopolio de las eléctricas y garantizar el acceso a la energía para toda la población. Nos han insistido en que este es el mejor sistema posible, pero ¿cómo puede ser óptimo un sistema en el que mientras unos pocos nadan en la abundancia otros pasan frío en sus casas?
En un contexto de retroceso general de nuestra clase, la capacidad de respuesta de la juventud obrera ante tantos atropellos se ha visto mermada. Pero cada vez somos más los que recogemos y alzamos de nuevo la bandera roja como símbolo de esperanza. Si el capitalismo nos impide iluminar y calentar nuestros hogares mientras unos pocos se hacen de oro, debemos prender la mecha en cada vez más jóvenes: debemos tejer lazos de solidaridad con quienes más penurias sufren; debemos explicar y denunciar cada cifra de pobreza energética y la falta de medidas, no como consecuencia de una u otra gestión gubernamental o mera codicia de los dueños de las grandes eléctricas, sino como efectos del sistema capitalista en el que vivimos. Y sobre todo debemos llamar, y llamamos, a la juventud obrera a organizarse para que nunca más haya ni un solo hogar privado de llevar una vida digna, ni un solo joven o menor de edad al que se le nieguen cuestiones tan fundamentales como la luz y el calor.
1La factura de la luz apuntaría a una subida del 21% con los precios del inicio de año: https://cincodias.elpais.com/cincodias/2021/01/11/companias/1610398080_620121.html
2https://www.cienciasambientales.org.es/index.php/comunicacion/noticias/682-el-nuevo-estudio-de-aca-sobre-la-pobreza-energetica-evidencia-que-al-menos-900-000-personas-sufrieron-desconexiones-de-suministro-en-2016
3Radiografía de la pobreza energética: https://observatoriosociallacaixa.org/-/radiografia-de-la-pobreza-energetica
4El precio de la luz se dispara un 27% en el inicio de 2021 en plena ola de frío: https://www.infolibre.es/noticias/politica/2021/01/07/el_precio_luz_dispara_el_inicio_2021_plena_ola_frio_115165_1012.html
5“Trucos” para calentar la casa y ahorrar: https://noticias.eltiempo.es/5-trucos-calentar-la-casa-sin-calefaccion/
6Aumentan los hogares en el Estado español que no pueden calentar su casa: https://www.elsaltodiario.com/pobreza-energetica/aumentan-hogares-espa%C3%B1a-no-pueden-calentar-su-casa
7La pobreza energética persiste pese al decreto del Gobierno: https://www.elsaltodiario.com/pobreza-energetica/pobreza-energetica-cortes-suministro-electricas-persiste-bono-social-decreto-gobierno
8Ver nota 7.